Inferno (Korean to Spanish Translation) - Capítulo 3.1
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- Capítulo 3.1 - El lazo entre un padre y un hijo
SI HACES PDF VOY A IR A TU CASA Y ME COMERÉ TUS INTESTINOS
Cuando el padre murió, el hijo se casó con la madre.
Había una vieja costumbre de que cuando el hermano mayor moría, el menor mantenía a su esposa.
Su hermano, que era el príncipe heredero, murió. Después de eso, Gyo Jin, había ascendido al puesto de príncipe heredero, y luego, al tener la corona del emperador, declaró que tendría a la esposa de su hermano, la princesa heredera Han Seungeon, como su reina.
La princesa heredera era de una familia humilde, pero mucha gente estaba convencida de que tenía el sello de las alas.
Ya sea el sello del rey o el sello de las alas, en las mujeres están grabadas en el dorso de sus manos y en los hombres están grabados en sus pechos.
Sin embargo, la princesa heredera era una mujer con un caso raro donde lo tenía en el pecho. Aunque el príncipe heredero con el del monarca lo tenía desde corta edad, el sello del ala todavía existía en su lugar original, borrosa. Esto sirvió de justificación para que una mujer sin nada de poder se convirtiera en reina.
Aunque la razón principal, por supuesto, fue el afecto extremo de Jin por la emperatriz. Desde que era el príncipe heredero, Jin la había mirado en secreto con afecto. Sabía que no había lugar para él en medio de dos personas poseyentes del sello monarca y de las alas.
Si no fuera por hyung, si hyung no estuviera, yo sería el príncipe heredero.
Si el monarca no estuviera en su pecho, podría estar en el mío. Por supuesto, el asiento al lado de Seungeon también sería mío.
¿Y por qué no lo es?
Día a día, sus sentimientos iban creciendo aún más. Una plaga se extendió por toda Corea, que dejó a todos luchando con su inferioridad. La terrible plaga se cobró varias vidas y, ridículamente, también incluyó a su hermano con el sello del monarca. Su muerte fue en vano. Después de que su hermano muriera, el príncipe heredero pasó a ser Jin.
Y no solo eso, sino que Seungeon, después de morir su marido, intentó entrar al templo budista.
“No tienes por qué hacerlo”.
“…”
“¿Qué crees que espero de ti, si has tenido que venir por mi propio egoísmo? No creas que es tu deber dormir conmigo”.
“Lo siento.”
Seungeon, quien se convirtió en la emperatriz, tenía un corazón frío y nunca le mostró a Jin la sonrisa que siempre le mostraba a su hermano. ¿Cómo podía reír si su padre la obligó a estar con su segundo marido para poder cuidar de su familia, que se caía a pedazos? Aunque no nunca le miró fríamente, no es que le agradara Jin, así que nunca lo visitó primero.
Pero aún así, Jin seguía tratándola bien. Ya sería pedir ser más codicioso en una relación no permitida. Podía esperar hasta que Seungeon se le acercara primero, y creía que, pasado un tiempo, podría abrir su mente.
Pero el hecho de que no estén en una relación normal supuso la perdición de tal afirmación.
“Si la emperatriz no tiene su primer hijo, no puede llegar a ser la concubina real”.
Era la emperatriz, no el emperador, a donde se dirigía el solemne sermón de la emperatriz viuda. Con cuidado, interfirió entre ambos, ya que ni compartían cama juntos. Como resultado, no podía ser la concubina real, y el sermón a la emperatriz no paró.
“Han pasado casi tres años desde que subiste al trono. Es deber del rey, no solo para la concubina, la prosperidad de los descendientes reales. Los oficiales de la corte también están esperando a la selección de la esposa de la familia real. Si de verdad queréis vivir en un buen y armónico matrimonio juntos… deberíais tener un hijo legítimo lo antes posible”.
Desde que Seungeon se convirtió en la esposa de su hermano mayor, y fue coronada como princesa heredera, a la Emperatriz Viuda no le gustaba Seungeon. ¿Cómo no le molestaría la hija de un funcionario de bajo rango, nacida en una familia humilde? ¿Y no solo por su torpe trabajo, sino también porque no restarle importancia a tan apreciado puesto?
Sin embargo, la emperatriz seguía siendo la esposa, tenía las alas. Que la emperatriz no pudiera ser la concubina real sin antes dar a luz a un hijo legítimo era una regla, así que tenía que tener un hijo lo antes posible.
“¿…Vendría usted esta noche a la residencia de esta, vuestra sierva?”
Tan pronto como salió la emperatriz viuda del palacio donde la emperatriz residía, la emperatriz se lo mencionó la primera. Con su rostro tan pálido como la luna en una noche de invierno, Jin ni siquiera podía hacer contacto visual con ella, porque temía que lo hubiese dicho al no tener una alternativa.
“No te preocupes por lo que diga mi madre. Solo estás diciendo esto por lo que ha dicho. Le preocupará el próximo banquete, así que lo olvidará pronto”.
“Tendré que hacerlo algún día”.
Jin no pudo responder de inmediato. Sabía que la emperatriz no podía hacer nada, pero Jin sintió como si le hubieran clavado una daga. ¿No era lo mismo que decir que preferiría morirse antes de dormir con él, pero lo debía hacer porque es su deber el tener un hijo?
“… Iré antes de medianoche”.
Sentía que su estómago se revolvía por un momento y lo lamentaba. Su primera vez con la mujer que poseía su corazón fue doloroso. Habría sido lo mismo, pero para él, incluso las cicatrices del pasado fueron rasgadas con un cuchillo. En el pecho de Seungeon, que vio por primera vez ese día, el sello de alas rojas permanecieron borrosas.
Se inculpaba a sí mismo.
Ya había ascendido al trono, ¿pero por qué no desapareció el sello? Si no iba a desaparecer, tenía que grabar uno nuevo en su pecho. Su hermano, que tenía el del monarca, nunca subió al trono y murió de la plaga. Entonces, ¿no es cierto que sobrevivió para convertirse en emperador?
Pero por qué. Por qué, demonios, por qué.
Mientras tenían sexo, pudo ver arriba de su pálido pecho, donde quedaban los restos del sello ¿Pensaste que sería tuya si dormías con alguien con el sello de las las y que puede dar a luz a tu bebé? El sello pareció preguntarle constantemente.
No, sin duda esta mujer proviene del cielo, se rió de sí mismo para sus adentros.
*
“Su Majestad, felicitaciones. El príncipe imperial, su bebé, ha nacido.”
Pasaron diez meses desde la primera vez que lo hicieron. Quince días después, cuando la emperatriz vio que no le llegaba la menstruación, examinó su pulso, y lo sintió tan suave que significaba que estaba embarazada.
Tres meses después, el vientre de la emperatriz comenzó a agrandarse poco a poco, y cuando se acercaba su nacimiento, llevaba una barriga demasiado grande para poder caminar por su cuenta.
“Llévele en brazos, Su Majestad.”
El niño cayó en brazos de Jin, quien deambulaba nerviosamente alrededor de la cuna. Sabía que tenía que tranquilizarse, pero no podía mantener la boca cerrada cuando sostenía a su primer hijo.
“Oh, por Dios…”
El niño era tan ligero que no sabía qué hacer. Sentía que se le escaparía si bajaba un poco el brazo. Si lo levantara, volaría en los aires.
“Su Majestad, su Majestad, no puede tener al bebé con sus brazos así.”
“V-vale, vale. Ayúdame. Me es demasiado difícil sostenerlo”.
Al final, cuando se lo entregó a la niñera, lo miró a la cara, y se parecía a la emperatriz. Estiró sin querer su dedo hacia adelante.
“Ah.”
“Parece que ya ha reconocido quién es Su Majestad”.
Fue un momento asombroso y misterioso. El niño cogió su dedo con toda su mano, como si fuera a volar despedido. El calor que sintió. Jin no pareció poder olvidar este momento por el resto de su vida.
“¿Sabes? Soy tu padre.”
Llamó al niño Seungwan.
El pequeño le tomó de la mano con fuerza desde el principio, tratando de no caerse. Su rostro era bastante similar al de la emperatriz. Después de que le hablara, fue a su lado de la mano de la niñera y el niño le llamó con una mala pronunciación.
“¡Pa-pad-padreeeee!”.
“Su Alteza, debería decir padre”.
El tiempo que pasaba con él era sólo una o dos horas máximo al día, pero Seungwan parecía buscarle incluso cuando estaba con la emperatriz, solía llamarle y decirle “Padre, Padre”, lo que le provocaba una gran sonrisa.
“Ven aquí.”
Su primer hijo era tan lindo y encantador, que quería mantenerlo a su lado donde pudiera, pero hubo momentos en los que no quería irse porque le dijeron que un niño no debería ir de aquí para allá. Desde ese momento, estaba triste y cansado, pero el niño esperaba por él todo el día.
“Me las arreglé para que se quedara dormido. No pude evitar buscar a Su Majestad. Fue difícil ponerlo a dormir”.
“Lo siento, si hubiera sabido, hubiera venido un poco antes.”
“No digas eso. ¿No viniste aquí aún si estabas ocupado?”
Ah, eso lo explica. Sentía lástima por sus ojos rojos, así que simplemente le acarició y el niño sollozó mientras dormía. Besó al niño tres o cuatro veces en la frente y luego le pasó suavemente el cabello hacia atrás.
“Su Majestad.”
“¿Mmm?”
“¿Va a quedarse a dormir esta noche?”
“Esta noche…”
“Si su Majestad está ahí cuando abra los ojos, creo que a Wan le gustará… también”
Seungeon tartamudeó y evitó la mirada. Jin respondió asintiendo, y se acercó, haciendo como si no lo hubiera hecho.
“… Debería agradecer a Wan”.
Lo soltó como una broma, pero lo decía sinceramente. Era gracias a Seungwan que tuvo más tiempo para hablar con la emperatriz, estando en el mismo sitio durante mucho tiempo.
Sin embargo, el hecho de que nunca se hubiera acostado con ella desde que la emperatriz asumió el cargo, le sentó fatal. Aunque estaban casados, no podían compartir sus sentimientos adecuadamente.
“Su Majestad, voy a apagar las luces”.
“Mn, vale”.
Si él se lo preguntaba, estaba seguro de que aceptaría, ya que lo pensaría como su deber y, primero, no quería llegar tan lejos. La emperatriz que ya le había aceptado por obligación. No quería forzarla más.
Y… tenía miedo.
El sello de las alas seguirá siendo rojo en el pecho de la emperatriz. Cuando lo hicieron, le fue muy duro tener que verlo. Jin, que estaba mirando el rostro débil de la emperatriz en la oscuridad, cerró los ojos. Sus revueltos pensamientos se convirtieron en un tornillo que se clavaba en su cabeza.
Incluso en sus sueños, huía de sus pensamientos.
Si no se lo sacas, nunca será tuya.
Sabía que era un sueño, pero su cuerpo no le escuchó. Un hombre estaba detrás de su espalda, sosteniendo una espada. La espada y las manos no parecieron coordinarse, y la emperatriz estaba revelando el sello en su pecho.
“Vamos, mantenlo bien. Si no lo haces de inmediato, no será nunca”.
Cualquier resistencia ante su impulso era inútil. La mano que sostenía la espada se acercó más a la emperatriz.
“¡Córtalo, ahora mismo!”
Cuando la hoja afilada finalmente rasgó la carne blanda, se dio cuenta desde el principio que nadie estaba detrás de su espalda. Fue él mismo. El sello de las alas era una maldición, así que no le importaba que la vida de la emperatriz estuviera en peligro si significaba que podía quitárselo.
“¿Padre…?”
Quería arrancarle el sello de alas a Seungeon.
Tan pronto como sostuvo la espada con más fuerza, se dio cuenta de que no era el mango de la espada lo que sostenía en su mano. Era el brazo blandito del niño, quien gimió de dolor. Al mismo tiempo, su sueño se hizo añicos.
“Wa… Wan-ah. Seungwan.”
Jin se despertó de su sueño frío y pesado y exhaló, respirando a duras penas, como si hubiera estado sumergido en aguas profundas y hubiera subido a la superficie. La fuerza su mano se debilitó.
“¿Padre?”
Estaba escondido en la oscuridad, pero podía ver que el rostro pálido que me miraba estaba cerca. No podía decir nada.
“Esto…”
Su cabeza daba vueltas. Pensó que debería disculparse con Wan, quien tuvo que haberlo pasado mal al ver su brazo envuelto. Recordó su sueño, así que no paró de repetir que lo sentía y que ahora todo estaba bien.
Mientras tanto, la vela cercana se encendió. La emperatriz la prendió al despertarse por tanto jaleo
“¿Su Majestad? Su rostro… ¿Tuvo una pesadilla?”
“…”
Hizo contacto visual. Sus ojos claros y brillantes se parecían a los que vio en su sueño, por lo que Jin saltó hacia atrás como si se hubiera quemado.
“H-hay dos o tres cosas que necesito hacer. Tengo que irme”.
“¿Qué?”
“M-me levanté por eso. No es nada importante…”
No había nada que se pudiera anteponer a tener que dejar a la emperatriz al amanecer. Sin embargo, tan pronto como vio a Seungeon, recordó lo que había hecho en su sueño, así que se vistió rápidamente y se levantó.
“¡Su Majestad!”
Sintió la mirada desconcertada de la emperatriz, pero escapó sin mirar atrás. Ni siquiera pudo responderle. El odio hacia sí mismo parecía estar quemándole. No fue hasta que salió que Jin se cubrió los ojos, respirando con dificultad.
No importaba que fuera un sueño, se avergonzaba de lo que había hecho y de hacerle eso a la emperatriz.
Sus pensamientos continuaron por un tiempo, e incluso al recibir saludos de la emperatriz, evitó su rostro. Los ojos claros de Seungeon le recordaban lo que había hecho en su sueño, y la culpa se apoderó de su mente.
El hecho de que la situación a su alrededor sea tan agotadora hizo que Jin no pudiera pensar racionalmente.
“Hoy fui al Palacio Seoi… Entonces, ¿adónde iré mañana?”
“Debes ir al Palacio Yohwa”.
A diferencia de su pensamiento inicial, durmió en el sitio de la consorte imperial anteayer. La Emperatriz viuda le recomendó mucho que lo hiciera, ya que tenía que visitar a la emperatriz al menos una vez al mes de acuerdo con la ley. En su primer día, ya tuvo a su segundo hijo: Ido.
Y hoy le tocaba a Yeobi, la hija de un general quien recientemente hizo un aporte distinguido y mañana le tocaba a Seobi, que era su turno de concebir. Si quisiera encontrarse con la emperatriz, no iría al palacio de la concubina real, sino que al ir allí sería por asuntos políticos.
“Su Majestad, el emperador, he venido a veros. Su humilde sierva, Yeobi, le saluda”.
“Siéntate. Escuché que tenías un resfriado y no sé si estás bien.”
Fue Wan en quien al menos pudo depender en estos repetidos días de cansancio. A pesar de que tuvo que pasar la noche con sus concubinas por diversas circunstancias, arrastró su cuerpo cansado y buscó al niño repetidamente antes del mediodía. Era como su única recompensa en los momentos difíciles.
“¿Wan no ha estado dando vueltas en la cama toda la noche?”
“Le toma un tiempo irse a la cama, pero una vez que lo hace, no se queda dormido”.
El niño de ocho años solo podía quedarse dormido en la misma cama que su madre solo cuando llegaba el emperador, por lo que Wan tenía que dormir solo en un pequeño palacio en lugar de en el de la emperatriz.
Aunque era de sangre real, Wan era solo un niño. La noche a solas todavía le era difícil de sobrellevar. El emperador debería haberse quedado en el sitio de la emperatriz por el bien de su hijo. El arrepentimiento de llegar demasiado tarde se hundió en su corazón.
“Voy a ver al príncipe y vuelvo, quédate vigilando”.
“Sí, su Majestad.”
Abrió la puerta con cuidado para no perturbar el sueño del niño. Lo hizo porque quería ver su cara durmiendo una vez más, y Wan, que estaba acostado en la cama, se levantó su cuerpo con un quejido.
“¿Wan-ah?”
“Sí, padre”.
“Debes tener sueño”
“¡No!
PauAlexa
¡Gracias!
Lucy
Mucha gracias. Esta muy interesante la novela
Pilar celestial
Aaaaa que bonitooo ? gracias por la Traducción ?
Amo a los villanos
The guy was not bad at the beginning ? the poor thing hurts me.
Thanks for translating the chapters ❤️