Kusuriya no Hitorigoto (English-Spanish Translation) - Vol: 1 Capítulo 5
Volumen 1, Capítulo 5: Sirvienta
“Que extraño…había escuchado que no podías leer” Dijo Jinshi.
“Así es, soy de baja cuna, ¿Quizá hubo algún tipo de malentendido?” Respondió Maomao.
(Como si fuera a admitirlo)…Era lo que Maomao quería decir, sin embargo se sujetó la lengua y se quedó callada. Estaba determinada a fingir ignorancia.
El trato que se les daba las sirvientas que podían leer era diferente al de aquellas que no y aunque ambas clases eran útiles de diferentes formas, era más fácil para Maomao fingir ser iletrada.
Jinshi era el nombre del hermoso eunuco. Aunque su sonrisa aparentaba la inocencia de un corderito Maomao sentía que el hombre era perspicaz, de otro modo no estaría metida en el lío en el que estaba.
Jinshi la silenció y le pidió que lo siguiera, para la dispensable Maomao no hubo más opción que seguirle pues si osara negarse su cabeza podía rodar con el chasquido de dedos del eunuco. La cabeza le daba vueltas, ¿Qué iba a pasar con ella? ¿Cómo se iba a librar de esta?
Aunque sabía la razón de por qué Jinshi la estaba escoltando, la razón de porqué había expuesto eso aún era un misterio.
La nota que le había hecho llegar a las consortes.
Miró el trozo de tela que él sostenía, había algo escrito de forma descuidada y desordenada en él.
No le había dicho a nadie que podía escribir, tampoco había mencionado nada sobre su dominio de los venenos de uso farmacéutico, así que no había forma de que alguien dentro del palacio pudiera reconocer su caligrafía.
Aunque estaba segura de que no había nadie alrededor cuando entregó la nota, era probable que alguien la hubiera visto.
Jinshi había estado buscando sirvientas pequeñas y pecosas. Sin duda había reunido a las que si podían escribir primero para comparar su caligrafía, después de todo una caligrafía alterada a propósito aún podía ser reconocida.
Si ninguna de las chicas había encajado con su descripción entonces seguramente habría reunido a las que no podían escribir después. La prueba para descifrar si podían o no leer fue por la que Maomao pasó.
(Que meticuloso, debe de tener demasiado tiempo libre)
Llegaron a su destino mientras Maomao lo calumniaba mentalmente y justo como pensaba, habían llegado al palacio donde la consorte Gyokuyou residía.
Una solemne voz respondió “Adelante” cuando Jinshi tocó la puerta.
Una belleza pelirroja los esperaba dentro de la habitación mientras sostenía amorosamente a una bebé envuelta en una manta, tenía las mejillas sonrosadas y había heredado la blanca piel de su madre. Escucharon adorables ronquidos provenientes de la bebé, que dormía con la boca ligeramente abierta. Parecía la encarnación de la buena salud.
“Esta es la persona” Dijo Jinshi.
“Gracias por tu arduo trabajo” No era la voz quebrada que había escuchado aquella vez, su forma de hablar era la de alguien que sabía cual era su posición.
La consorte Gyokuyou le sonrió a Maomao de forma ligeramente diferente a como lo había hecho con Jinshi e inclinó la cabeza ante ella.
Los ojos de Maomao se abrieron de sorpresa. “No puedo recibir tal gesto de alguien de vuestra posición” dijo, eligiendo cuidadosamente sus palabras.
“No, mi gratitud va mucho más allá que solo esto, eres la benefactora de esta bebé”
“Debe haber algún tipo de error, definitivamente os habéis equivocado de persona” a Maomao le recorrió un escalofrío por la espalda, aunque había sido educada estaba negando lo que la consorte Gyokuyou le había dicho. No quería ser decapitada pero tampoco quería involucrarse más en esto, no quería formar parte de este incidente a largo plazo.
Jinshi, quien había notado la ligera expresión aturdida de la consorte Gyokuyou, agitó el trozo de tela en el aire “¿Sabías que este es el tipo de tela que usan las sirvientas?”
“Ahora que lo menciona, luce similar”. Aunque sabía que era inútil Maomao iba a hacerse la tonta hasta el final.
“ Correcto, estos son usados por las sirvientas que se encargan de la lavandería”
El trabajo que realizaban las sirvientas del palacio se dividía en 6; aquellas que trabajaban en lavandería usaban ese tipo de tela como uniforme y Maomao, quien supervisaba el trabajo de lavandería, trabajaba ahí.
La falda de algodón crudo que llevaba era del mismo color que la tela que Jinshi sostenía. El interior de su falda tenía una sección que queda daba escondida entre pliegues y si se examinaba más de cerca, se descubriría una costura algo extraña.
La evidencia estaba ahí y aunque dudaba que Jinshi fuera a actuar de forma irrespetuosa frente a la consorte Gyokuyou a Maomao se le agotaban las opciones.
No le quedó de otra más que prepararse para lo peor; “¿Qué os gustaría que hiciera?”
Se relajó un poco cuando los vió mirarse entre ellos y sonreír amablemente con los ojos entre cerrados.
Entre los sonidos de la respiración de la durmiente bebé, Maomao, quien quería desaparecer, suspiró levemente.
Al día siguiente, Maomao empacó sus escasas pertenencias. La persiguieron mientras la bombardeaban con preguntas sobre cómo lo había hecho.
A Maomao no le quedó más opción que sonreír secamente y evitar las preguntas.
Se había vuelto la sirvienta de la consorte favorita del emperador.
Esta era la dichosa “promoción”.