Mayday, Mayday, Mayday (Korean to Spanish) - Capítulo 1.4
La voz de los subordinados de Kaminsky seguía resonando claramente en sus oídos.
«Debo conservar el bolso que me dio y usarlo la próxima vez que nos veamos. O podría matarme. Pero, ¿qué tan jodido saldría si decide joderme? Mierda, ¿cómo es que terminé así? Estoy muerto de miedo. ¿Por qué me pasa esto a mí?»
Eunhan cerró los ojos con fuerza porque estaba a punto de romper a llorar.
No quería llorar con Chris a su lado. Tal vez era porque estaba cansado, la cascada de lágrimas apareció en un instante.
Eunhan recordó su primer encuentro con Kaminsky mientras dormía. La primera reunión fue una completa mierda (y de hecho, no fue la primera).
Incluso ese día, Eunhan estaba haciendo todo lo posible como blanqueador de dinero. Había depositado dinero en un banco de las Islas Caimán y después lo retiró en las Islas del Canal. Las noticias no paraban de enseñar todos los años cómo aumentaba la vigilancia en las transacciones financieras en los paraísos fiscales, pero nunca cambiaba ni una pizca.
Cuando escucho en las noticias 〖¿Qué ha cambiado al intensificarse la vigilancia en paraísos fiscales? 〗, una pregunta sobre el blanqueo de dinero, no pudo evitar reírse. Y lo que respondía en televisión era: 〖Se subieron las comisiones〗.
Es muy difícil hacer que te pillen por blanqueo. De hecho, la tasa de condenas es solo del 5 %. Aun así, los casos en los que efectivamente se condena por blanqueo de capitales son también por ser presuntos evasores fiscales. De lo contrario, un cobarde como Eunhan no podría ni pensar en hacerlo.
Eunhan confirmó el último depósito y presionó el botón de envío.
Tras un ruido, el edificio empezó a temblar.
Eunhan se cayó, sorprendido. Se acostó el suelo sin saber qué pasaba, pero en el ruidoso pasillo se escuchaba a la gente gritar y huir, por lo que Eunhan cogió rápidamente su bolso. Guardó su portátil y su carpeta, verificando dos veces antes de cerrar su portátil el monto, el banco y el número de cuenta. También confirmó que había presionado el botón de enviar.
No podía ser, pero era tal la curiosidad que dudaba si había presionado el botón de “bomba”.
Tan pronto como salió del edificio, escuchó un grito.
—¡Es una bomba!
«¿Bomba?» Eunhan miró a su alrededor. «¿A dónde estalló la bomba?»
Era la primera vez que explotaba una bomba en la calle Brighton, donde Eunhan vive. Mientras Eunhan miraba a su alrededor con pánico, un hombre estaba parado en el bordillo de la acera mirando con calma al edificio de al lado. Por su apariencia relajada, Eunhan, sin saberlo, siguió con la mirada al hombre.
Y le salió un gemido.
El lugar donde explotó la bomba no fue en el edificio de Eunhan, sino en el estudio de al lado. El tercer piso ya no existía y de él se elevaba un humo gris.
«Oh, es ahí».
Ya aliviado, miró al hombre una vez más. En ese momento, los labios del hombre se levantaron. Eunhan pudo ver la satisfacción en su rostro y Eunhan abrió los ojos como platos, dudoso, y tuvo la desgracia de toparse con el hombre.
El hombre usaba gafas de sol, así que no podía ver bien su rostro.
Todo lo que podía decir sobre el hombre era que era alto, tenía el pelo negro y vestía un traje también negro. Sin embargo, hacer contacto visual con un hombre que sonreía al ver una explosión era una mala señal en muchos sentidos, por lo que Eunhan hizo la vista gorda y trató de huir lejos.
Pero en el momento en que hice contacto visual con él, a pesar de que llevaba gafas de sol, no pudo moverse, como si estuviera petrificado y el hombre se quitó las gafas de sol como si sospechara de la reacción de Eunhan.
En ese momento, recordó que podía hablar coreano después de mucho tiempo.
—Estoy jodido —expresó en su idioma natal.
Hubiera sido mejor si no lo reconociera, pero sí lo hacía. El hombre era, por supuesto, Vasily Kaminsky. Un misterioso hombre de bonitos rasgos, pero destacaba su agobiante atmósfera que lo rodeaba; Eunhan ya lo había conocido antes.
Sorprendido, Eunhan no pudo moverse ni un centímetro, y el hombre parecía aún más desconcertado. Eunhan no hizo nada estúpido como de repente huir de allí, sino que se dio lentamente la vuelta, pasando por la esquina del edificio como si nada hubiera pasado. Después de estar claramente fuera de la vista del hombre, Eunhan corrió como si le fuera la vida en ello.
Fue durante el trabajo a tiempo parcial de Eunhan que conoció a Vasily Kaminsky.
Un hombre llamado Kay Linberg lo había contratado, con un cómodo trabajo a tiempo parcial y alto salario. Kay le cambiaba de trabajo cada tres meses. Eunhan pudo calmarse gracias a que Chris fue quien se lo presentó.
Chris también le había dicho en una oportunidad: “Linberg es un poco espacialito, pero es solo un corto trabajo a tiempo parcial de tres meses”, y el propio Eunhan estaba preparado para ser reemplazado por otro tres meses después, pero sorprendentemente, Linberg continuó trabajando con Eunhan desde entonces como si le hubiera gustado.
Kay Linberg era un hombre muy inusual. Era el mejor blanqueador de dinero de Miami, aunque según Chris, también era el mejor geek de Miami.
Comía en el mismo restaurante todas las mañanas y jugaba al ajedrez en el mismo parque todas las noches, el resto del tiempo estuvo lleno de trabajo. Eunhan primero inició a su asistente posición como trabajador a tiempo parcial y luego se convirtió en trabajador a tiempo completo.
Aproximadamente un año después, Eunhan conocía la mayor parte del negocio de Kay. Tal vez por eso K, que solo se reúne con los clientes, se reunió con Eunhan solo una vez cuando conoció a los clientes.
El cliente era Vasily Kaminsky.
Eunhan no tenía ninguna intención de conocer a Kaminsky. Para nada. Ni quería toparse con él y ya había escuchado mucho sobre Vasily Kaminsky, como por ejemplo, sobre su apodo. Paybacker.
Esto se debe por lo siguiente.
Kaminsky se le conoce en Rusia como la Mafia Roja, y un famoso traficante de drogas en Florida tuvo problemas con él. Aunque sea una suposición, es por ‘‘algo’’ que Kaminsky decide vengarse del narcotraficante. La mayoría de la gente pensaría que simplemente le habría disparado, pero si ese fuera el caso, Kaminsky no habría recibido tal apodo. La venganza de Kaminsky parecía una película de terror.
La primera persona en morir fue la hija del traficante.
El día en que murió su hija fue el día de su propia boda. Vestida con un vestido de novia blanco, estaba colgada en la cruz de la iglesia. Su cuerpo se movía lado a lado, estando expuesto a los ojos de innumerables invitados.
La policía incluso movilizó un camión de bomberos para coger su cuerpo. Sin embargo, el techo de la iglesia era tan alto que les tomó mucho tiempo, y cuando fue arrastrada hacia abajo, fue al que sería comienzo de su boda.
Luego, aproximadamente una semana después, la esposa del narcotraficante murió en la cocina. Sus extremidades fueron amputadas y guardadas en ollas y refrigeradores, y la cabeza estaba sobre la mesa. Pero no fue amputada viva. Su hija y esposa murieron inmediatamente, solo que su apariencia después de su muerte era simplemente fea.
Cuando la esposa del narcotraficante murió en la cocina, el narcotraficante estaba relajándose en la piscina de la casa. En otras palabras, Kaminsky lo salvó intencionalmente. El narco estaba tan asustado que trató de regresar a su ciudad natal en Colombia. Escondiéndose en la guarida de la mafia colombiana, pensando que Kaminsky no podría hacerle nada.
El narcotraficante falleció en el Aeropuerto Internacional, El Dorado de Bogotá, la capital de Colombia.
Murió en el baño.
Había varios agujeros en el cuerpo y la causa de la muerte fue un por desangrado. Después de ser amordazado y atado, fue apuñalado, muriendo de dolor mientras veía cómo su sangre fluía en el inodoro. El narco fue encontrado en la papelera de limpieza del baño. El muro atrás decía venganza o payback, y así el apodo de Kaminsky se convirtió en paybacker.
Al saber Eunhan esta historia, ¿crees que querría conocer a Kaminsky? Pero no tuvo más remedio que hacerlo. Pero Kay le dejó un cheque, así que tuvo que traérselo.
—Soy Vasily Ivanovich Kaminsky. Encantado de conocerte –Kaminsky le habló con bastante cortesía.
Eunhan le estrechó la mano caóticamente. Su atmósfera era única. Sorprendido por su amigable pero asfixiante atmósfera, olvidó todas las historias de paybacker que había escuchado. Cuando Eunhan intentó decir su nombre…
—¿Y el cheque? —preguntó Kay.
Eunhan, que todavía estaba en su mundo hasta entonces, sonrió y dijo—: Enseguida.
Y luego soltó la mano de Kaminsky y buscó en su bolso. Cuando Eunhan entregó los cheques y documentos que Kay le había dejado, Kay se apartó un poco.
—Entremos.
Kaminsky señaló a Eunhan.
—¿Y este quién es?
—Es un trabajador a tiempo parcial —Kay respondió a Kaminsky.
Entonces Kaminsky apartó los ojos de Eunhan.
Kaminsky era del tipo que a Eunhan le gustaba incluso en ese momento. Lo que llevaba puesto ese día quedó claro en la memoria de Eunhan. Eran jeans negros con una camisa blanca.
Eunhan pensó que podía ser modelo, sin importar qué tan bien su camisa ligeramente ceñida y sus jeans combinan con Kaminsky.
Se escuchó un grito en algún lugar.
—Jefe. ¡Por favor, no me mates, jefe!
Mientras Eunhan intentaba volver la cabeza hacia allí, los hombres de Kaminsky negaron con la cabeza hacia Eunhan.
—Será mejor que no lo veas. No es una buena vista.
—¿Qué…?
Eunhan murmuró y Kaminsky miró a Kay. Su mirada fría congeló todo su cuerpo.
Kay rio.
—Es solo un trabajador a tiempo parcial, pero es inteligente. Tiene tanto una comprensión clara del tema y la boca cerrada.
—Como debería ser —dijo Kaminsky.
Su voz grave era agradable, pero le puso la piel de gallina. Era como una advertencia de que le pasaría lo mismo que a esa persona.
—Si no lo hace, no tiene que ensuciarse las manos, yo mismo me encargaré —finalizó Kay mientras seguía a Kaminsky al camarote.
Eunhan inclinó la cabeza cuando Kay le dijo que no se preocupara porque él mismo lo mataría. Solo entonces se dio cuenta de que se encontraba en un lugar aterrador. No podía creer lo buena que era la cara de Kaminsky. Incluso se veía como un religioso que tendría la Biblia en sus manos por el resto de su vida. Se veía mejor que cualquier sacerdote del calendario del Vaticano. Y con esa cara, mató a un traficante de drogas. Era sorprendente.
(NT: Sí, aunque no lo parezca, el Vaticano tiene su calendario con sacerdotes guapos.)
Ese fue su primer encuentro, pero también es cierto que no contaba como un encuentro. De todos modos, la cara de Kaminsky quedó atrapada en la mente de Eunhan debido a este incidente.
Kaminsky es la persona más guapa que Eunhan había visto en su vida, y siempre lo tuvo en mente por tal primera impresión, sin poder olvidarlo.
Por esta razón, no dejó de correr a pesar de que estaba sin aliento como si su corazón fuera a explotar. ¿Un edificio salió volando y Kaminsky sonreía satisfactoriamente frente a él? La sorpresa sería si Kaminsky no fuera el culpable.
Eunhan corrió hasta la playa. Se sintió aliviado al estar en un lugar lleno de gente y se dejó caer en la arena.
—Uff, qué, uff uff, fue, uff, esto…
No podía respirar bien. Le resultaba muy difícil. ¿Qué diablos le había pasado? ¿Por qué se había encontrado con Kaminsky? Ah, joder, ¿qué le iba a pasar a él? Estaba tan sin aliento que no podía pensar con claridad.
Eunhan siguió respirando mientras miraba el cielo despejado. Entonces, de repente, el cielo se cubrió y una sombra oscura se cernió sobre su cuerpo.
—No tienes mucha resistencia para ser policía.
El bajo tono del hombre seguía igual. Era de esperar, solo había pasado un año.
—¿O solo eres un testigo?
El rostro del hombre ni siquiera se veía oscuro. Cuando Eunhan se levantó de un salto con los ojos bien abiertos, en su costado se enterró algo. El cuerpo de Eunhan se quedó de piedra por la sensación del frío metal.
—Uhm, te lo advierto: no creas que no voy a dispararte.
N-ni pensaba eso. Sabía que podría dispararle. Él fue quien mató a todos allí.
Eunhan cerró la boca con fuerza y asintió con cautela. Kaminsky, siendo amigable con el tembloroso Eunhan, dijo cariñosamente—: Entonces, ¿damos un paseíto, amigo?.
Al final, Eunhan tuvo que caminar hasta el coche de Kaminsky mientras este lo rodeaba por su hombro. No sabía si le asustaba más la mano de Kaminsky en su hombro tanto o la pistola a su costado. Eunhan se estremeció.
—N-n soy ninguno.
—Eso es lo que dice todo el mundo.
—No te miento. No soy ni policía ni testigo.
—Vale, entendido, pero charlemos primero.
Eunhan pensó en morderse la lengua.
«¿No sería mejor morderse la lengua hasta morir que ser arrojado vivo al mar con agujeros por todo el cuerpo?»
Pero Eunhan no tuvo el valor de hacerlo y finalmente tuvo que entrar en el maletero del Aston Martin de Kaminsky. Luego, pasó las peores horas de su vida. El maletero era estrecho y se movía de un lado a otro cada vez que se movía un poco. Además, no podía respirar bien porque el maletero no estaba abastecido de oxígeno. No fue hasta que entró en pánico por el miedo que sintió al detenerse el coche que la puerta del maletero se abrió.
—Despacio —le dijo amablemente, de la misma manera que cuando lo conoció por primera vez; sin embargo, esta vez tenía una pistola en la mano.
Eunhan salió muy lentamente, como en cámara lenta. Las lágrimas caían de sus ojos. Se sentía impotente al pensar que iba a morir así. Kaminsky sonrió cuando Eunhan empezó a derramar lágrimas.
—Odio ver a la gente llorando, así que es mejor que no llores.
Eunhan se apresuró a dejar de llorar ante tales palabras. Mientras miraba a su alrededor, tratando que las lágrimas no salieran, vio que estaban en un muelle. Había ido al yate de Kaminsky con Kay, por lo que el muelle le resultaba familiar.
Y casi volvió a llorar después de enterarse de que lo llevarían al yate gigante de Kaminsky en una lancha rápida. Pero apretó los dientes y contuvo las lágrimas.
Mientras tanto, una lancha se acercaba desde la distancia. Eunhan pensó que podría volver a llorar o volverse loco del miedo que pasaba. Pero ninguno de esos pasó.
No podía llorar porque estaba asustado, y lejos de estar loco de miedo, lo llevaron en la lancha. Tan pronto como se montó, uno le dio un puñetazo a Eunhan en el estómago.
Eunhan abrió mucho los ojos y se desmayó.
Cuando despertó, lo que más le asustó a Eunhan fue el hecho de que no podía ver. En ese momento, se horrorizó al pensar que Kaminsky le había sacado los ojos, pero soltó un suspiro de alivio cuando se dio cuenta de que podía parpadear incluso si no podía ver. Al ver sus brazos atados hacia atrás, asumió que le habían tapado los ojos. Eunhan escuchó con atención por si hubiera alguien, y tan pronto como escuchó pasos, habló—: ¿P-perdone?
Nadie respondió a las palabras de Eunhan, pero estaba seguro de que había una persona allí, así que Eunhan volvió a hablarle.
—P-perdone. Por favor, juro que no soy un testigo. ¿Hola?
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De repente, la luz se encendió. Era una luz intensamente brillante, que hasta podía verla con los ojos tapados.
Alguien se acercó y le quitó la venda a Eunhan, y al hacerlo tan de repente, se cegó por la luz y cerró apresuradamente sus ojos doloridos. Sin embargo, todavía podía ver la luz aun cerrando los ojos.
—¡Perdóneme! No soy un testigo. Ah, no, lo vi, pero no vi nada que no tuviera que ver, ¡y no lo denunciaré a la policía! ¡Per-perdóneme! ¡Lo digo en serio, de verdad!
—No digas perdona porque me sentiré mal. ¿Sabes quién soy?
Eunhan casi lloró de nuevo cuando escuchó la voz grave de Kaminsky. Estaba tan asustado. ¿Debería decir que lo sabe o no? ¿Cuál aumentaría la posibilidad de volver a casa en una pieza?
En ese momento, Kaminsky tiró del cabello a Eunhan y lo hizo verle. De hecho, ni siquiera podía mirarle bien. Todo lo que Eunhan podía ver era la forma de una persona que bloqueaba la intensa luz.
—¿Quién soy? Me conoces, ¿verdad?
—Ah, no, yo…
—Si mientes, haré que ruegues que te mate.
En ese momento, Eunhan cerró los ojos y gritó—: ¡Ah, lo sé! ¡Sr. Kaminsky! ¡Vasily Ivanovich, el señor Kaminsky! ¡Eres el señor Kaminsky!
Kaminsky miró hacia atrás. Luego se apagaron las cegadoras luces, quedando unas más tenuas.
—Entonces, ¿cómo te llamas?
—¿Yo-Yoon Eunhan? —Eunhan respondió a su pregunta casi sin aliento.
—¿Yunu Nunhan? ¿Así te llamas?
Kaminsky preguntó seriamente. En ese momento, Eunhan contuvo su deseo de insistir en que era ese nombre y repitió su nombre. No quería rogar por que le mataran.
—No. Es Yoon. Mi nombre es Eunhan.
—Ah, asiático. ¿Chino?
—Coreano.
—¿Norte o Sur?
—Sur —Kaminsky dijo que siguiera.
Después de recibir una silla que le dieron sus subordinados, Kaminsky, que estaba sentado frente a Eunhan, le agarró con sus manos y le hizo mirarlo.
—Mírame a los ojos y dímelo. Ten en cuenta que si mientes, tendrás que morir de hambre. Sabes cuál es mi apodo, ¿verdad?
—P-paybacker.
—Bien. Considero las mentiras como deudas también. Si no quieres que me vengue, mírame a los ojos y dímelo. Tu nombre es Yoon. ¿Y cómo me conoces?
Eunhan cerró la boca por un momento, y la mano de Kaminsky tomó algo. Era una navaja, y cuando se dio cuenta ya estaba en la cabeza de Eunhan. En el momento empezó a bajar la navaja, Eunhan dejó escapar un chillido.
—Kay Linberg.
—… Linberg
El cuchillo se detuvo frente a los ojos de Eunhan. ¿De verdad iba a sacarle los ojos? Eunhan tembló.
—¿Cuál es tu relación con Kay Linberg?
Eunhan miró a Kaminsky.
Incluso si Kaminsky no fuera conocido por paybacker, Eunhan no habría olvidado la cara de Kaminsky incluso si se lo hubiera cruzado por la calle. Era guapo, alto y el tipo ideal de Eunhanm, aun así Kaminsky no recordó a Eunhan.
No sabía por qué le amargaba esa situación. ¿Por qué le sentaría que su tipo ideal no recordara nada sobre él si le tenía cagadito de miedo? Incluso si es un loco hijo de puta, le sentó mal. Estaba loco. Eunhan cerró los ojos. Ya no tenía confianza ni para mirar la navaja.
—A-asistente.
Ante las palabras de Eunhan, Kaminsky le quitó la navaja justo delante de sus párpados. Kaminsky, que estuvo mirando el rostro de Eunhan durante un rato, se rio.
—Lo recuerdo. Nos conocimos una vez.
Eunhan pudo ver que lo de que lo recordaba era mentira. Kaminsky solo recordó que había conocido ‘‘al asistente de Kay Linberg’’ una vez. Eunhan, tratando de darle volver a tener fuerzas y dejar de temblar.
—C-compruébalo. También soy un blanqueador de dinero, así que no estoy en condiciones de ir a denunciarlo a la policía. De verdad.
Kaminsky volvió a levantar la navaja y dijo—: No tienes que decírmelo porque lo haré igualmente.
«¡Oh, no!»
Eunhan cerró los ojos con fuerza. Y Eunhan se desmayó de nuevo con un golpetazo en la cabeza.
La segunda vez que se despertó, Eunhan estaba acostado en el sofá. Se alivió al ver que su vista ya no estaba tapada. Tan pronto como se despertó, vio a Kaminsky bebiendo cerca suya, y pensó que no estaba tratando de matarlo. Eunhan estaba tan sorprendido que saltó y se cayó del sofá.
—¿Puedo llamarte Yoon?
Kaminsky preguntó tan amablemente que sería impensable decir que ese hombre lo había llevado a un yate en mar abierto.
Eunhan asintió.
—Bien, Yoon. Soy Vasily Ivanovich Kaminsky. Lo sabes, pero nunca está de más volver a presentarme.
Kaminsky se presentó mientras caminaba y se acercaba a Eunhan. Cuando Eunhan abrió mucho los ojos.
—Soy el presidente de RBS.
Y Kaminsky agarró la mano de Eunhan, que estaba aturdido por el cambio inesperado en Kaminsky.
Kaminsky soltó con cuidado la mano de Eunhan mientras se reía.
—Nuestro encuentro fue un poco difícil. Lo siento.
Los ojos de Eunhan todavía estaban alerta, pero Kaminsky lo ignoró.
—Investigué un poco. Fuiste el asistente que preparó el funeral de Kay Linberg. Lo siento mucho por Linberg.
Kaminsky habló educadamente. Eunhan asintió. Le había salido tan natural que pensó, «¿De dónde vino un hombre de aspecto y actitud tan gentil?»
—Ojalá hubiera sabido lo del funeral a tiempo. ¿Conoces a la familia de Linberg? Me gustaría llamar a alguien para expresarle mi más sentido pésame.
Eunhan negó con la cabeza.
—No sé. Informé de su muerte, pero no tenía familia.
—El cuerpo ni se pudo encontrar. Qué pena.
Kaminsky chasqueó la lengua.
—Encontré el cuerpo, pero después del funeral —dijo Eunhan.
Kaminsky miró a Eunhan, sin esperarlo. Asustado de aquellos ojos negros sin fondo, Eunhan evitó sus ojos y agregó.
—Estaba en un valle, pero fue desgarrado por un coyote, por lo que no quedó casi nada. No obstante, el expediente dental confirmó que era él.
—Mierda, qué mal.
Kaminsky expresó su pesar con una voz triste. Eunhan solo inclinó la cabeza. Se quedó atónito cuando pensó en lo que podría pasarle. ¿Moriría suplicando por su vida? ¿Se estaba enfrentando a su propia muerte? Kay fue desgarrado por un coyote, ¿sería él convertido en comida para peces por su relación maestro-pupilo?
—Aunque, estoy en problemas por lo de Kay —Kaminsky susurró con una voz diabólica—. ¿No podrías encargarte tú de mi blanqueo de dinero?
Eunhan levantó la cabeza. La vergüenza y la esperanza cruzaron el rostro de Eunhan.
—¿Bla-blanqueo de dinero?
—Terminemos bien con esto. Si te haces cargo de mi blanqueo de dinero, estaremos en el mismo barco, así que no hay razón para que te mate. Y a ti también te gustará. No te daré un céntimo o dos, y obtendrás una comisión enorme.
Mientras Eunhan reflexionaba por un momento con la boca cerrada, Kaminsky se sentó frente a Eunhan y lo miró a la cara. Sintiendo su mirada, Eunhan no lo miró de vuelta.
Kaminsky estaba haciendo una oferta para salvarlo si se ponía de su lado, pero Eunhan no estaba seguro de si lo mejor sería trabajar para Kaminsky. Igualmente, solo había una respuesta posible, ya que rechazarlo significa que lo empujará fuera del barco y lo convertirá en comida para peces; sin embargo, no era algo fácil de aceptar.
No pudo evitar notar cómo los dedos blancos y rectos del hombre podrían ser utilizados para el mal, y con qué facilidad podría cavarle los ojos.
—Hey, Yoon.
Kaminsky pasó su dedo suavemente por el cuello de Eunhan. Este se sorprendió y rápidamente retrocedió.
—¿Por qué dudas? Sabes que solo hay una respuesta válida.
Al final, Eunhan no tuvo más remedio que responder ‘‘Espero poder trabajar contigo’’. Era verano, pero le dio un escalofrío terrible.
Hacía tanto frío que no pudo evitar temblar.
Kaminsky miró a Eunhan, pero se giró a otro lado. No parecía tener ningún interés. Temblando, siguió a Kaminsky hasta la cubierta.
El yate visto un año después, era tan grande como entonces. El mar nocturno parecía estar conectado con el cielo. La lancha temblaba levemente sobre el mar.
—Te llamaré pronto —le dijo Kaminsky.
Justo antes de subir a la lancha, Eunhan asintió levemente ante sus palabras. Si significaba salir del yate, probablemente asentiría ante el consejo del diablo para vender su alma a cambio. En ese momento, Kaminsky era más aterrador que el diablo.
Kaminsky le hizo un gesto a Eunhan. Le dio una mirada desinteresada.
Desde entonces, Eunhan había trabajado durante un año como blanqueador de dinero para Kaminsky y este era sorprendentemente sensato. A pesar de todo, las reuniones para ir al yate se hacían con anticipación y no tenía quejas de la comisión. Descontando tener que ir a un yate a mar abierto, Kaminsky no tenía nada de especial con respecto a la mayoría de los ricos a los que tuvo que blanquear el dinero. Pero Eunhan siempre le tuvo miedo a Kaminsky, y nunca había podido estar cómodo. Incluso hoy, se estaba preparando para ir con Kaminsky con la sensación de que no quería morir.
Eunhan sacó los últimos diez mil dólares y los puso en su bolso. Con eso ya estaban los 6 millones de dólares.
«¿Estoy bien?»
Eunhan vio su reflejo en el espejo del banco. Llevaba puesto lo mismo que la última vez. Era el mismo pantalón, camiseta y bolso. No trajo el bolso que Kaminsky le dio hace dos meses a propósito.
«¿Estoy seguro de que todo irá bien? » Eunhan se preguntó a sí mismo. «¿No me digas que Kaminsky me va a pegar por no llevar el bolso que me dio?»
De hecho, Eunhan intentó llevar una bolsa que le dio Kaminsky, ya que no quería hacer nada que ofendiera a Kaminsky. Sin embargo, por otro lado, lo que dijeron los subordinados de Kaminsky permaneció en su mente. Le gustaba a Kaminsky. Entonces, no debería llevar su regalo.
Usar un regalo es como una señal de “Te dejo que te guste, estoy listo para aceptarte”.
«Ay, Dios mío». Tal señal no sucedería a menos que tuviera amnesia.
No pretendía que no le gustaba, pero tampoco hacía nada. Sabía que no le gusta a Kaminsky románticamente, pero también es cierto que Kaminsky siente curiosidad por él.
«Vamos a portarnos bien».
Eunhan tomó una decisión. No iba a llevar su bolso, pero tampoco demostrar que no le gustaba.
El camino hacia el muelle se le hacía terrible, como siempre. Su corazón le iba a estallar.
Mientras esperaba un poco en el muelle, notó una lancha que venía a lo lejos. Realmente lo odiaba. Eunhan reprimió sus sentimientos de lágrimas.
—¡Oye, señorita Yoon!
A pesar de que era un subordinado diferente al de la última vez, todos lo llamaban así.
«Vale, otra vez tengo que decir que no soy una puta».
Eunhan se inclinó ligeramente, asintiendo, y se subió a la lancha. El subordinado tenía una sonrisilla y habló en un raro tono de voz.
—Señorita, ¿qué pasa con el bolso que Vasya le dio la última vez?
Eunhan no respondió nada, pero puso los ojos en blanco. Entonces su subordinado dijo—: Oh, Dios mío, ¿de verdad la tiraste? —chasqueó la lengua—. A Vasya no le gustará eso.
—No lo tiré.
Cuando Eunhan respondió con miedo, el subordinado miró a Eunhan, sospechoso.
—Entonces, ¿por qué no lo trajiste? ¿No te gusta?
Cuando Eunhan no respondió, el subordinado se encogió de hombros.
El hombre puso en marcha la lancha como si no fuera asunto suyo sonrió y le dijo—: ¡Agárrate fuerte!
Al mismo tiempo que puso en marcha la lancha. Después de sentir la brisa marina, pudo divisar un yate blanco, era enorme. Era probable que el corazón de Eunhan fuera aplastado por un yate tan sólido y enorme. Pensó que sería mejor viajar en un portaaviones.
La lancha redujo la velocidad lentamente y rápidamente se aferró al yate.
—¿Mn?
El hombre que esperaba el barco era el subordinado que antes había llevado a Eunhan a la playa. Sus ojos también se posaron en el bolso que llevaba Eunhan.
El hombre chasqueó su lengua.
«Hubiera sido mejor traerlo».
Eunhan apenas logró contener lo que quería preguntarle al hombre, “¡¿Debería volver a casa? ¿Estaré en problemas? ¿Kaminsky me va a matar?”
El hombre sonrió amargamente mientras guiaba a Eunhan a su camarote al ver que no había traído el bolso porque adivinó cómo sería el estado de humor que tendría.
—Vasya está de mal humor hoy. Así que quería que la señorita viniera con ese bolso —El hombre dijo y continuó—. Bueno, no se puede evitar si no le gustó a la señorita.
«No es porque no me guste», Eunhan quería poner esa excusa, pero se contuvo.
Era un poco aterrador aceptar el favor de Kaminsky. Incluso más al saber que Kaminsky sentía curiosidad por él de alguna manera.
El final feliz para Eunhan en esta situación sería que Kaminsky liberara a Eunhan y confiara el blanqueo de dinero a otro.
No es como si Kaminsky le mandara a hacer una gran cantidad de blanqueo de dinero.
Entró en su camarote y, tan pronto como se abrió la puerta, Kaminsky estaba tras la puerta con un rostro terrible. Eunhan casi se desmaya, y sus piernas temblaban incontrolablemente.
—… Ah, Yoon.
A diferencia de lo habitual, Kaminsky, que no le recibió, frunció el ceño y señaló a su subordinado que estaba junto a Eunhan.
Entonces su subordinado dijo—: Lo siento, le llevaré a la sala de recepción.
Eunhan miró a Kaminsky antes de salir del camarote, que parecía ser el estudio de Kaminsky.
Kaminsky tenía su teléfono en su oído como si estuviera hablando por teléfono, pero permaneció con los labios apretados como si no tuviera intención de hablar hasta que Eunhan se fue. Tan pronto como salió Eunhan y el subordinado cerró la puerta de la cabina, los gritos de Kaminsky estallaron.
—¿Aún no lo has identificado? Preferiría…
Y ya no pudo escuchar nada más. Eunhan se mordió los labios al entrar en la recepción. Debería haber traído el bolso que Kaminsky le dio.
Cuando Eunhan se sorprendió por el fuerte sonido, el subordinado hizo como si no fuera nada.
—Es porque Vasya está un poco enfadado. ¿Quieres café u otra bebida? También tenemos mojito. Hay cocineros y camareros en el yate.
—Ah, no. Estoy bien. —Eunhan negó con la cabeza.
Entonces el subordinado paró de recomendarle bebidas. Mientras Eunhan esperaba sin beber, de repente le preocupó sacar el dinero frente a Kaminsky.
Si lo sacaba del bolso, Kaminsky se fijaría en el bolso. Preocupado por eso, Eunhan rápidamente sacó el dinero y lo puso sobre la mesa por adelantado. Tal vez podía irse sin que le atrapara después de darle dinero.
Pronto sonaron pasos desde la distancia. Tenía la sensación de que sería Kaminsky.
Eunhan se puso de pie y esperó a Kaminsky, abriéndose la puerta de la sala de recepción. No parecía enfadado. Kaminsky entró en la recepción con un rostro inusualmente frío. Eunhan abrió la boca con cuidado, empujando los 6 millones, que ya había sacado.
—Aquí está la factura de comisión y los 6 millones de dólares que quería.
Al escuchar a Eunhan, Kaminsky miró fijamente el bolso de Eunhan.
—¿De verdad lo tiraste? —preguntó sorprendido.
Eunhan lo negó de inmediato.
—Ah, no.
—¿Entonces?
Ante las palabras de Kaminsky, Eunhan no pudo encontrar nada que decir.
Pensó en devolverle el bolso, pero no lo trajo porque parecía que le daba mucho significado al regalárselo. ¿Qué tan gracioso sería si le dijera a Kaminsky que aunque lo iba a tirar, no podía aceptarlo? Tenía demasiada presión.
No quería nada de Kaminsky, sea que le guste o tenga curiosidad. El mejor hombre del mundo es el ignorante, y si ya lo sabe, lo mejor es esperar a que su relación desaparezca.
Entonces, Eunhan decidió no aferrarse a lo que él le había dado y no haría nada que aumente su curiosidad. Sin embargo, no podía decir esto así como así, por lo que busco una forma de decirlo bonito, aunque no se le ocurrió nada.
—No te gustó —Kaminsky habló por sentido común.
Eunhan no dijo que no le gustara, pero si se lo decía, debería mencionarle la verdadera razón, y no tenía la confianza suficiente para decirlo.
—Vamos a comprar uno juntos la próxima vez. Tienes un gusto especial. No conozco el gusto de estudiantes de primaria, así que vayamos juntos a una tienda de ropa para niños.
Kaminsky se rió entre dientes ante la idea. Aunque Kaminsky estaba enfadado, parece que su humor había mejorado. Cuando Eunhan no dijo nada, Kaminsky se puso de pie.
—Hace buen tiempo, ¿por qué no nadamos?
A Eunhan se le ocurrió una excusa para rechazarlo sin mostrar su disgusto.
—No me siento bien.
Kaminsky miró a Eunhan.
Los ojos de Kaminsky eran como los de un felino, como si le estuvieran diciendo a Eunhan que se estaba comportando extraño.
Hoy Kaminsky llevaba una camiseta que mostraba ligeramente sus hombros. Podía ver su clavícula, una que sobresalía tanto que si le cayese agua encima se vería sexy. Quizás era porque estaba enfadado, pero su rostro era muy caliente, viéndose hoy incluso mejor de lo normal.
Eunhan evaluó en secreto el rostro de Kaminsky. Hoy se veía como una A++, mientras solía ser A +, por lo que hoy había ganado un punto extra. Cuando trabajaba con Kaminsky, la única alegría que tenía era mirarle, por lo que Eunhan siempre miraba a Kaminsky (para tu información, el traje de baño del mes pasado fue A+++. Ese día fue realmente increíble).
—Entonces, estás diciendo que lo haremos cuando te sientas mejor. Podemos ir a comprarte un bañador cuando compre tu bolso. No creo que tenga buen gusto, así que no puedo elegir uno para ti.
«Debería haberlo traído».
Eunhan se lamentó desesperadamente.
¿Qué pasa con ese bolso? ¿Tenía que escuchar toda esta mierda solo porque no se lo puso? No pensaba que lo dijera en serio, pero estaba preocupado porque rara vez veía a Kaminsky diciendo algo sin que signifique nada.
—Nos vemos en el centro la próxima vez.
Efectivamente, Kaminsky era sincero. Eunhan permaneció en silencio, sin decir que no ni que sí.
El rostro de Eunhan se oscureció cuando salió a tomar el barco para regresar. La idea de encontrarse con Kaminsky la próxima vez ya le hacía latir el corazón.
A diferencia de como estaba antes, Kaminsky parecía haber borrado el disgusto que sentía. Kaminsky caminó con Eunhan a su costado.
Eunhan avanzó con cuidado, manteniendo firme su cuerpo al lado de Kaminsky. La despedida de Kaminsky le hizo sentir miedo.
De repente, el viento sopló y Eunhan cerró los ojos. La brisa del mar era salada y húmeda. Kaminsky agarró la muñeca de Eunhan cuando Eunhan se frotó los ojos como si algo hubiera entrado en sus ojos. Su toque parecía estar más cerca que la brisa del mar.
—Te vas a lastimar la córnea.
Nunca había oído que te podías lastimar la córnea frotándote los ojos. Eunhan intentó estirar su rígido cuerpo. Tenía que fingir que estoy bien, pero no es fácil. Además, no estaba muy motivado.
Definitivamente tenía que traer ese bolso la próxima vez, pero era romántico conocer a alguien que te había comprado algo a pesar de que sabías que no iba en serio. Más aún si es de Kaminsky, que no quiere dar algo que no sea la comisión.
De repente, sus ojos se volvieron hacia los hombres detrás de Kaminsky. Se estaban riendo. Eunhan abordó apresuradamente el barco.
Debido a que a Kaminsky lo ayudó a subir al barco sin soltar su muñeca, era como si lo estuviese escoltando. Alguien se echó a reír y Eunhan bajó la cabeza porque su rostro estaba a punto de ponerse rojo.
Le avergonzaba actuar como si de verdad fuera la señorita. Kaminsky le dijo a Eunhan, con una cara a la que no le importa quién se ría a sus espaldas.
—Regresaré a Miami el mes que viene. Te llamaré.
Y Kaminsky soltó la muñeca de Eunhan.
Nikolai, que estaba sentado en el asiento del conductor, se rio cuando Eunhan asintió y se subió al bote. Kaminsky dio un paso atrás y el barco partió. Inclinó su rostro desconcertado y se alejó de Kaminsky.
Eunhan nunca miró a Kaminsky hasta que el barco partió.