Reincarnated Into an Otome Game? Who Cares! I´m Too Busy Mastering Magic (English-Spanish Translation) - 5
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Capítulo 5: Recuperación milagrosa
Me llamo Siegmund Stephan Archelaus.
Tengo una esposa, una hija y soy un Marqués, así como la cabeza de la familia Archelaus. Trabajo de manera constante por el bien de la gente que vive en mi territorio y también por el bien de mi país, pero también lo hago para proteger a mi esposa y a mi hija.
…Al menos así era en el pasado.
Traté de todas las formas posibles que mi casa no se convirtiera en el lugar oscuro y poco familiar lugar que es ahora, intenté todas las soluciones que se me ocurrieron y aún así nada evitó que la depresión de mi esposa e hija se agravara día con día. A pesar de amar con todo el corazón a mi esposa, Eleanor, olvidé cómo e interactuar con ella de forma natural, traté y traté por dos largos años pero aún así no obtuve resultados.
Al final el hermano de Eleanor, Edipo, tomó la decisión de llevarse a Eleanor y a Alice consigo y me dijo que no tenía más opción que aceptar su decisión. A pesar de todo aún amaba a mi esposa e hija muchísimo, así que le rogué que al menos esperara un poco más antes de llevárselas con él, le supliqué que pensara en la condición de Alice (que llevaba ya un buen tiempo en cama) y en el hecho de que despertar en un lugar extraño podría llegar a ser fatal para ella.
Al oír esto la expresión de Edipo cambió a una mueca que reflejaba angustia y conflicto, después de todo él también amaba a la pequeña Alice muchísimo.
Eventualmente mi cuñado aceptó y volvió a casa.
La terrible fecha del regreso de Edipo se acercaba y yo aún me devanaba los sesos por encontrar una solución. Estaba sentado en la biblioteca cuando Conny, una sirvienta, entró corriendo a la habitación sin siquiera tocar.
“¡Mi señor! ¡La señorita está—!”
“Que..¿¡Que le pasa a Alice!?”
No, no podía ser posible
La posibilidad de que hubiera pasado lo peor me abrumó pero Conny me sonrió y llorando dijo “¡La señorita ha despertado! ¡Incluso se ha sentado en la cama!”
Al oír sus palabras me precipité fuera de la biblioteca con nuestro mayordomo Alphonse siguiéndome de cerca.
Según la promesa que le había hecho a Edipo, el día en el que la condición de Alice mejorara sería el día que tendría que despedirme de mi amada esposa e hija. Aún así no pude evitar correr al enterarme de que la condición de Alice había mejorado lo suficiente como para sentarse.
Al llegar a la habitación de mi hija me sorprendió su apariencia. Siempre que la veía estaba pálida y en su cara había una rígida mueca de miedo pero esta vez su expresión reflejaba calma y en sus mejillas había un adorable tinte rosáceo.
“¡Alice..!”
Me apresuré a donde estaba tendida y tomé con ternura su mano. Su palma era delicada pero cálida al toque.
“¡Creí que esta vez podrías no volver a despertar!”
Estos últimos días habían sido particularmente malos para Alice, había estado postrada en cama y aunque despertaba de cuando en cuando no reaccionaba cuando trataba de hablarle. Su expresión permanecía vacía y sus ojos miraban a la nada, su salud se había vuelto extremadamente delicada y parecía que podría exhalar su último aliento en cualquier momento.
Debido a esto estaba absolutamente conmocionado, pues mi hija no solo había volteado en mi dirección, sino que también me estaba devolviendo la mirada.
“!¡”
Me pregunté si había olvidado cómo se veía la mirada de mi propia hija mientras la observaba. Tanto así había cambiado, sus ojos se veían completamente diferentes, siempre habían sido de un adorable color dorado pero ahora albergaban tanta inteligencia y amabilidad que parecían ser miel pura y un destello cautivador también se revolvía en su mirada.
Me sentí tan conmovido mientras le contemplaba que comencé a temblar, entonces algo aún más sorprendente sucedió; me miró y sonrió como si fuera un ángel, casi como si quisiera darme un poco de paz mental. Su expresión era delicada pero estaba llena de calidez.
No me pude contener más y me quebré, incluso Alphonse, que estaba detrás mío, comenzó a sollozar. Pero la bendición de los Dioses no terminó ahí.
“…Pa…dre…”
Me sorprendí al escuchar una voz débil y aguda, miré de nuevo a mi hija, ¿Acaso acababa de hablar?
“¿Alice…? ¿Acabas de…?”
Asintió débilmente con la cabeza.
“Quiero pedir algo…despeja esta área de gente….y dile a Conny que no corra la voz sobre mi condición…prométeme discreción….”
No había palabras para describir mi sorpresa al escucharla. Estaba tan feliz, mi único deseo se había cumplido, ¡al fin se había recuperado!
Sin embargo, sentía que la conversación que seguía iba a ser muy importante.
“¡E-entiendo! Alphonse, hazte cargo”
“¡Entendido!”
Alphonse estaba visiblemente conmocionado por la situación, pues al igual que mi cuñado él también quería mucho a Alice, pero al escuchar mi voz recobró la compostura y se dispuso a cumplir mi orden.
“Alice…Oh, mi Alice, por fin te estás recuperando”
Me aseguré de que la puerta estuviera cerrada antes de volver al lado de mi hija.
Le acaricié suavemente la cara mientras le hablaba, ella me sonrió y me permitió tocarla sin sobresaltarse o alejarse de mi tacto. Habían pasado ya 2 años desde la última vez que me permitió estar siquiera cerca de ella, así que mi corazón se inundó de felicidad ante la situación.
“Padre…lo siento tanto…por mi culpa…tú y Madre han estado sufriendo…”
Inesperadamente Alice sí que comprendía (al menos hasta cierto punto) el estado en el que se encontraba nuestra familia, sin embargo, nada de lo que había pasado era culpa suya. Mi deber era proteger a mi familia y había fallado miserablemente.
“¡No! ¡C-claro que no, Alice…! ¡Mientras te estés recuperando nada de eso importa, el que estés viva es suficiente para nosotros!”
No podía dejar de llorar ante la milagrosa recuperación de Alice y aunque nunca había llorado frente a nadie mis lágrimas no tenían forma de detenerse.
“Muchas gracias, Padre…pero por favor no le digas a Madre nada de esto todavía.”
Supuse que esto tenía que ver con la petición de Alice de alejar a la gente de su habitación pero ¿por qué no decirle a Eleanor?
“Pero, ¿por qué? Tu madre se ha preocupado por tu condición más que cualquiera, ¿sabes? Tenemos que decirle lo más pronto posible.” Le dije.
Entonces fue cuando Alice me contó la horrible verdad de lo que había ocurrido.